Por un lado, la sociedad contemporánea se ha acostumbrado a esperar y hacer filas por días, semanas o incluso meses para tener acceso, no sólo a un servicio o un tramite burocrático, sino también para conseguir comida, huir de la guerra, pedir asilo, etc., entre otras cuestiones que comprometen la supervivencia individual. 

 

Por otro lado, los mayores son , siguen siendo considerados un problema. A pesar de que durante el siglo XX, la vejez empezó a ser llamada 'la tercera edad', como un intento por asimilar este estado de a vida como una oportunidad y una ventana a un nuevo comienzo.

 

Sin embargo, la vejez sigue siendo asociada  con deterioro, fragilidad, dependencia y demencia, -una enfermedad que ha aumentado considerablemente a nivel mundial-.

Aquellos que deben cuidar de sus mayores hoy, probablemente carecen de la voluntad, la paciencia, el tiempo o los medios económicos para asumir ese papel, puesto que la sociedad del rendimiento no deja espacio para el cuidado.

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